¿Qué te han hecho estos bárbaros
cercenando tu infinitud
con cuatro paredes regias?
No veo volar los pájaros
que alcanzaban de norte a sur
nuevas y viejas conciencias.
Te recuerdo como un potro
que renegó de la noria
para pastar sin dueño.
Yo, te recuerdo otro.
Con tus fuegos, ceremonia
donde ardían nuestros sueños.
¡Y ay! Si te recuerdo antaño.
Pues sagrado era tu nombre
y con solo mencionarlo
ya sanabas corazones.
Cuando…
No eras sala si no plaza,
no eras aire sino viento,
no eras cuerpo sino mi alma.
Antes vivo, ahora muerto.